29/5/11

ABUSO

Aunque hace mucho tiempo que no lo veo, Ramber es mi amigo. Yo creía que ya se había vuelto a su país, a Bolivia, pues así me lo dijeron. Pero no, aún sigue por aquí. El otro día me llamó por teléfono. Al ver su nombre reflejado en la pantalla de mi móvil me alegré, y más de escuchar su voz; pero por desgracia sus palabras no eran de alegría: «Corpi, tengo un problema».
Resulta que mi amigo lleva cuatro años trabajando para un holandés en el mantenimiento de jardines y piscinas. Sin contrato. Como estaba en situación irregular, el hijoputa no quiso regularizarlo para así ahorrarse la seguridad social. Ya puestos a ahorrar, tampoco ha pagado, ni más ni menos, seis meses de trabajo, ¡seis meses trabajando sin cobrar! Para postre, a Ramber lo ha cogido la policía y tiene que ir todos los lunes a la comisaría a firmar. El pobre está asustado porque teme que lo deporten a su país, y si esto sucede, seguro que no cobra nunca el dinero que le deben.
La solución al problema es complicada. Yo lo único que he hecho ha sido mandarlo a CCOO porque tengo allí unas amigas, para que miren qué pueden hacer con él, porque ir a casa del holandés y cogerlo del cuello, aunque puede ser la medida más efectiva, no creo que sea la más idónea, si bien la más merecida.
Me gustaría poder hacer algo más por mi amigo, pero me veo impotente, como él. ¿Alguien me puede orientar?