24/2/10

PACO CAMPS, EL POBRE


No sé qué estará pasando con los dirigentes autonómicos del PP, pero por lo visto, a ellos les está afectando mucho más la crisis que al resto de españolitos de a pie. La señora Esperanza Aguirre manifestó hace un tiempo que con su sueldo no llegaba a final de mes, y ahora, el ínclito Paco Camps, como lo llaman sus colegas, resulta que sólo tiene un pisito a medias con su mujer, un coche del año 95, y 900 euros en una cuenta bancaria. El pobre, con sus casi 80.000 euros anuales que gana por su desempeño como Molt Honorable President de la Generalitat Valenciana, resulta que las está pasando canutas, mucho peor que un milieurista que tiene dos niños, letra del coche y su casa hipotecada durante treinta años. Aunque la verdad, viendo cómo está gestionando los dineros de los valencianos, despilfarrando en fórmulas uno, copas América, vueltas al mundo a vela…, hasta llevarnos a la bancarrota, no me extraña que en su casa haga lo mismo y despilfarre el dinero que religiosamente le pagamos los valencianos. A ver si va a ser verdad que es él el que se paga los trajes y por eso no tiene ni un duro.

Como mi mamá de pequeño me educó para que fuera generoso con los más pobres, he ido al Banco de Valencia y he abierto una cuenta solidaria con Paco. Si a ustedes también les han enseñado a ser solidarios, hagan el favor e ingresen un donativo para esta persona tan pobre
La cuenta es la siguiente:
BV- 2587-25-000002556225855584
Camps se lo agradecerá con un puesto en Canal 9.

13/2/10

¿ALGUIEN ESTA CONFORME?

El otro día hablaba con un hombre que estaba haciendo una balsa para riego y que ahora tiene sesenta y un años. Toda la vida la ha pasado en el campo, trabajando bien en la agricultura o bien haciendo obras para los campos (acequias, muros, balsas, caminos…) y continuará hasta que se jubile. El año pasado sufrió una caída a consecuencia de la cual se rompió el codo, y tras muchos meses de baja, esta semana le han dado el alta, pero él se queja de que todavía no está bien, y de que hay muchas faenas que no puede realizar; pero bueno, se aguanta y en paz: ¿qué le va a hacer? En estos momentos, de poco trabajo y poco jornal, su mayor obsesión es conseguir llegar a los sesenta y cinco años para jubilarse; pero para eso primero necesita tener salud, por supuesto, y segundo, continuar cotizando hasta llegar a esa edad, cosa que está harto complicada en estos momentos de crisis.
Cuando hablaba con este hombre sobre estos temas llegó el señor que le había contratado, y que, por supuesto, le pagaba ese trabajo en negro. Este señor, de unos cincuenta y cinco años, es funcionario del ayuntamiento de una gran ciudad: horario de ocho a tres; calefacción en invierno y aire acondicionado en verano; buen sueldo; buena cotización; y buena jubilación si la salud no le falla. Bien. Aun viendo al jornalero sucio, sudando a pesar del frío y sufriendo por culpa de su herida todavía no curada, le decía que le envidiaba por trabajar al aire libre, pues él estaba trabajando en una cárcel, todo el día encerrado, sometido a un horario férreo e inalterable, enclaustrado entre cuatro paredes, respirando aire viciado, sometido a un gran estrés… y que lo único que deseaba todos los días era terminar pronto el trabajo para huir al campo a airearse y hacer lo que de verdad le gustaba: la agricultura.
En ese momento eché en falta que el jornalero le preguntara al señor: “¿Quiere cambiar?”, pues me hubiera gustado escuchar la respuesta.
Como para querer alargar la edad de jubilación. Sí, estaría bien que a uno se la alargaran hasta los 70 y al otro se la rebajaran hasta los 60. De media: 65 años.