23/7/14

La segunda

Hace ya algún tiempo terminé mi segunda novela. En estos momentos ya estoy enfrascado en una nueva, pero el verano, al menos para mí, es mal momento para escribir, y no es por el calor, el cual soporto mejor que el frío, sino porque el tiempo que debería dedicar a escribir lo empleo en otras cosas. Y es que escribo por placer, sin ponerme ninguna meta, sólo porque quiero escribir, sin horarios, pero con disciplina. Porque si una cosa tengo clara es que va a ser prácticamente imposible que una persona como yo publique nunca una novela. Y no porque el producto sea malo, no soy quién lo va a juzgar, sino porque por una persona completamente desconocida, sin ninguna referencia en el mundo editorial, sin influencias, y viviendo lejos de cualquier olla donde se cuece el mundillo de la creación literaria, nadie va a arriesgar un duro por ella. La única posibilidad es que suene la flauta con algún concursillo literario, no muy pretencioso, eso sí, y que alguien decida arriesgar a ver qué pasa.
De esta segunda novela me han dicho que es mejor que la primera. Yo creo que no, pero para gustos, colores. Eso sí, es más corta, tanto como la mitad de la otra.
Aquí les dejo la sinopsis de la historia:

Al día siguiente de finalizar la batalla del Ebro, un grupo de siete soldados republicanos a las órdenes del sargento Jaume Rubiols se encuentran atrapados en territorio ahora nacional, sin posibilidad alguna de cruzar el río Ebro para regresar con los suyos. Decididos a no entregarse ni a dejarse capturar, acuerdan internarse en zona enemiga y llegar hasta las lejanas montañas del Montsagre para refugiarse y esperar tiempos mejores.

Por otro lado, el capitán del ejército sublevado Alberto Bastida por fin dará con la pista fiable que andaba buscando durante toda la guerra y que le llevará, tras una larga persecución, a encontrarse con su viejo amigo Jaume Rubiols, quien ahora es su enemigo. Pero no es porque Rubiols sea republicano por lo que Bastida lo persigue. La última vez que se vieron, el 18 de julio de 1936, quedaron muchas cosas pendientes entre ellos, sobre todo por parte de Alberto Bastida.