El otro día hablaba con un hombre que estaba haciendo una balsa para riego y que ahora tiene sesenta y un años. Toda la vida la ha pasado en el campo, trabajando bien en la agricultura o bien haciendo obras para los campos (acequias, muros, balsas, caminos…) y continuará hasta que se jubile. El año pasado sufrió una caída a consecuencia de la cual se rompió el codo, y tras muchos meses de baja, esta semana le han dado el alta, pero él se queja de que todavía no está bien, y de que hay muchas faenas que no puede realizar; pero bueno, se aguanta y en paz: ¿qué le va a hacer? En estos momentos, de poco trabajo y poco jornal, su mayor obsesión es conseguir llegar a los sesenta y cinco años para jubilarse; pero para eso primero necesita tener salud, por supuesto, y segundo, continuar cotizando hasta llegar a esa edad, cosa que está harto complicada en estos momentos de crisis.
Cuando hablaba con este hombre sobre estos temas llegó el señor que le había contratado, y que, por supuesto, le pagaba ese trabajo en negro. Este señor, de unos cincuenta y cinco años, es funcionario del ayuntamiento de una gran ciudad: horario de ocho a tres; calefacción en invierno y aire acondicionado en verano; buen sueldo; buena cotización; y buena jubilación si la salud no le falla. Bien. Aun viendo al jornalero sucio, sudando a pesar del frío y sufriendo por culpa de su herida todavía no curada, le decía que le envidiaba por trabajar al aire libre, pues él estaba trabajando en una cárcel, todo el día encerrado, sometido a un horario férreo e inalterable, enclaustrado entre cuatro paredes, respirando aire viciado, sometido a un gran estrés… y que lo único que deseaba todos los días era terminar pronto el trabajo para huir al campo a airearse y hacer lo que de verdad le gustaba: la agricultura.
En ese momento eché en falta que el jornalero le preguntara al señor: “¿Quiere cambiar?”, pues me hubiera gustado escuchar la respuesta.
Como para querer alargar la edad de jubilación. Sí, estaría bien que a uno se la alargaran hasta los 70 y al otro se la rebajaran hasta los 60. De media: 65 años.
7 comentarios:
Hay que tener webos y ser mala persona para decirle eso al agricultor. Claro que se tenían que haber cambiado el trabajo para que aprendiera aquel cretino lo que es trabajar.
Salud y República
Desde esa postura de supuesta superioridad se dicen muchas tonterias y lo malo es que los humildes callan por educación. Un buen palo necesita ese imbecil.
Me parece todo bien menos lo del dinero negro. Si tu pagas un trabajo es responsabilidad del contratado hacerte la factura. Es él el que no lo declarará a hacienda y dejará de pagar los impuestos correspondientes y él el que puede evitarlo. Al César lo que es del César.
Ay qué quieres que te diga, funcionarios así los conozco pero también estamos otros que afortunadamente no andamos lloriqueando. Trabajamos de 8 a 3 con todas esas ventajas (y con alguna desventaja que no diré porque no es comparable a lo de, por ejemplo, este agricultor) y encima ¡salvamos la crisis! conteniendo nuestros sueldos (es que estoy muy quemada con esto, Corpi querido, que una es mileurista y no tiene un sueldo para echar cohetes y encima con 3 hijos). En fin... que quien dice funcionario podría haber sido cualquiera, que cabrones hay por todos lados a patadas :)
Y tengo un compañero funcionario (perdona que me alargue tanto) que ha cumplido 60 años y si le alargan la jubilación a los 67 no lo cuenta.
Tiene las manos finas pero la cabeza no es lo que era, da una pena tremenda y lo peor es que si se jubila por anticipado se muere antes de soledad.(Pero esto no quita que haya un grupo extenso de funcionarios que yo misma los mandaría sin más a picar a la mina)
Hala otro par de besos.
Realmente el funcionario pensaba que era mejor lo otro. Yo he trabajado por un corto espacio de tiempo al aire libre y es muy bonito, sí, pero cuando llovía te cagabas en todo, y cuando sudabas como un tocino por el calor de agosto también.
No sé por qué siempre envidiamos al otro. Debe ser complejo.
Un saludo
Amigo me encanta tu blog
Pues vaya... pobrecito funcionario, penita que me da... la verdad es que en el fondo el agricultor tiene suerte, tendrá el brazo roto pero no el cerebro, como otros. En fin... encantada de volver a leerte, después de mi larga ausencia.
Un abrazo,
Miri
Publicar un comentario