3/12/14

Nunca es tarde

Esta carta me la acaba de enviar un amigo y me ha parecido interesante publicarla.


Querido Corpi:
Por fin parece que se ve luz al final del túnel, y que las plegarias que diaria y devotamente rezo no caen en saco roto. Desde que tuvimos noticias de que Carlos Fabra iba a ingresar en prisión, que los presidiarios de las cárceles de Madrid y de la Comunidad Valenciana estábamos sin dormir. En Valencia porque es su comunidad, y por tanto está más cerca de su casa; y en Madrid porque es aquí donde viven tres de sus cuatro hijos, y claro, el hombre ya está mayor.
No te puedes imaginar el alborozo que se había creado, sobre todo en la cárcel de Soto del Real, donde está ingresado su buen amigo (y seguro que también socio en algún trapicheo), Bárcenas. Sí, las apuestas en los centros madrileños estaban encaradas a que ingresaría allí, en Soto del Real. Pero yo tenía fe; yo rezaba todos los días y le pedía fervientemente a Dios que nos lo mandara a nosotros. Muchos se reían de mí cuando lo decía, pero yo no les hacía caso y seguía pregonando que nos lo traerían a nosotros. Aún así, a pesar del escepticismo en el que en mi centro tenían por que viniera a hacernos compañía, se establecieron, como en todos los centros penitenciarios, peñas de juego. Moros, rumanos, lituanos, rusos, gitanos, payos… hasta los etarras hicieron sus peñas, y también los funcionarios se han unido a nosotros. Desde que se tuvo aquella extraordinaria noticia, (que Dios bendiga a los jueces, y al Gobierno por no concederle el indulto), que desaparecieron las drogas de la cárcel para dar paso al dinero. Sí, amigo mío, en aquellos recónditos lugares del ser humano en el cual se transportaba la droga para el consumo interno, ahora se llenaban de billetes de cincuenta euros. En su modestia, los internos pedían dinero a sus, mayoritariamente, empobrecidas familias para tener una mayor cuota de participación en la peña.
Ah, querido Corpi: no te puedes imaginar la alegría que tuvimos cuando vimos entrar por la puerta al Muy Ilustre Carlos Fabra. Con ese aspecto fanfarrón, de tío hecho a sí mismo, caminaba por la galería hacia su celda como si fuera el pasillo de su casa y se dirigiera al comedor a cenar. Los aplausos, los gritos de ánimo, las oraciones de gracias se elevaban entre las órdenes de los funcionarios que nos conminaban a callar. Pero era imposible. ¡Era tan grande la alegría!

Y es que este año sí, amigo Corpi, este año nos va a tocar a todos los presos de la prisión de Aranjuez, LA LOTERÍA.

3 comentarios:

unjubilado dijo...

Mucho cachondeo hay en esta carta, pero evidentemente sería atractivo, que nos tocara la lotería a todos los españoles y todos los corruptos fueran a la cárcel, previo eso si, la devolución de todo el dinero presuntamente robado y por supuesto con intereses.

Drywater dijo...

El mejor premio es compartirlo...

Hanna dijo...

Qué alegría de carta, Corpi, casi paisano, enhorabuena, y de paso, por un 'por que' con valor final que anda por el texto y que es gloria pura, acostumbrados que nos tienen a comer solo lentejas:-) Dios te bendiga (tranqui, me gusta la fórmula sin más).

Feliç Cap d'Any.