17/1/15

Por un puñado de euros

Mi tesoro
Sí, me hacía ilusión. Y ante unos hijos adolescentes, por lo tanto impulsivos, me pareció una buena manera de hacerles entender qué estaba pasando, por qué, y sobre todo, qué se puede hacer para evitar que sucesos así vuelvan a ocurrir.
Me estoy refiriendo a lo acontecido en París la semana pasada. Porque cuando unos adolescentes ven en televisión, casi en directo, lo que estaba pasando, sus comentarios, lógicos, eran que tenían que matar a todos esos yihadistas, que había que destrozar, romper, aniquilar… y verbos por el estilo. Normal; a mí también se me pasó algo parecido por la cabeza. Pero es en esos momentos cuando uno debe mantenerse frío y ser fiel a los principios que ha ido anotando en su lista particular a lo largo de la vida y que por supuesto son muy distintos a los de esta gente.
Así que, cuando me enteré de que iba a salir un número extraordinario de Charlie Hebdo, envié, a través de un grupo de washap que tenemos cinco amigos, un mensaje a uno de ellos que vive en París y le pedí, por favor, que me comprara un ejemplar. Entonces, algún amigo más también pidió otro. ¡Amigos, para qué os quiero! La revista se publicaba el miércoles 14. A las 6,30 de la mañana llega un mensaje diciendo que ya estaba agotada. Coño. A ver si hay suerte al día siguiente. Pues no, tampoco hubo suerte. En el grupo nos había servido la coña en bandeja (la ocasión la pintan calva). Claro, ¿cómo iba a hacerse con un ejemplar si se levantaba demasiado tarde? “Oye, chaval, hay que madrugar más”. Mano de santo. A quien madruga Dios le ayuda. Por fin el viernes se hace con un ejemplar, que me enseña con una fotografía. ¡Aleluya! cantan los coros de angelitos. Me felicito por la adquisición, le doy las gracias a mi ¿amigo? por comprarme la revista. Pero no contaba con los demás. La culpa fue mía por hacer el pedido por el grupo. A uno le ofrecen 740 € por la revista, ¡por mi revista! Otro la cuelga en eBay y al poco tiempo ya ofrecen 240 €. ¡Mi revista! Después de hacerme sufrir un poco, resulta que el de París, el muy ca… tenía cuatro ejemplares. Menos mal. Pero es que ahora, cuando escribo esto, la revista que está en eBay ya ha subido a 1000 €, y mis amigos, gente sin conciencia, con trabajo, hijos, vida estable y que no les falta de nada, ahora quieren subastar las demás sin tenerme a mí en cuenta.

Y yo, ¿qué hago? Ahora que por fin tenía mi ejemplar, con el cual quería hablarles a mis hijos de la libertad de expresión, de prensa, de religión…, en definitiva, de la Democracia y de la civilización occidental, va y resulta que cuatro desalmados me ponen entre la espada y la pared por un puñado de euros. Con un mundo tan corrompido no me extraña que pasen cosas como las que pasan.

1 comentario:

unjubilado dijo...

Vas a tener que cambiar la charla con tus hijos, por "La forma de perder un amigo".
Y es que el dinero hace maravillas, para lo bueno y lo malo.