22/3/08

POR SI NO TIENE NADA MEJOR QUE HACER

Estoy aburrido. No sé qué cojones hacer. Ya hace días que me siento delante del ordenador y no sé qué escribir, no sé qué mirar, no sé qué leer. No tengo ganas de nada. Desde que terminé la serie histórica me siento agotado, vacío. No encuentro ningún tema del que escribir. La última entrada la rescaté de un baúl al que no le queda casi nada. Abro un blog al azar. Al azar pincho en un enlace de ese blog. Un enlace al cual no he visitado nunca. En ese blog enlazo a otro. Y a otro. Empiezo a anotar los títulos de las últimas entradas de esos blogs que jamás he visitado. Ni siquiera leo las entradas. Qué cosas más raras escribe la gente. Yo, supongo, también escribiré cosas raras. Como ésta. Estos son los títulos de entradas que al azar he anotado. Siempre hay gente que tiene cosas que contar. Y siempre hay gente que lee las cosas que ha contado alguien. Pero esto no sé a quién cojones le interesará. Si ha leído hasta aquí: Perdone por la gilipollez y por la pérdida de tiempo. Como decía antes, esto es lo que he anotado.
Qué cosas más raras escribe la gente.

Devenir; El secreto de las mariposas dormidas; Más mántidos; El misterio de la vida; Consumo energético; Empezar a cuidarse; La justicia de los inocentes; Acerca del reflujo; Maniqueísmos carcamales; Mentes podiggiosas; Qué risa, un muerto; El rinoceronte negro de África occidental podría haberse extinguido; Confesionario de papel; Poema zen; Antología “Resaca / Hank Over”. Nota de prensa; Adornando mi vida con flores; Diseños con preservativos; Los héroes de Tito; Un año.

15/3/08

ANTES DE MORIRSE


¿Se han parado a pensar alguna vez qué es lo que quieren que les pongan en la lápida cuando pasen a mejor vida? Porque mucha gente se muere sin haber especificado a sus familiares qué quieren que les recuerde cuando ya no estén. Parece asunto baladí, pero no lo es en absoluto, se lo digo con conocimiento de causa, pues he hablado con muchos difuntos, y la mayoría dicen lo mismo. “¡Ya ves lo que me ha puesto, tu esposo no te olvida; pero si en toda su puta vida no se acordó del aniversario de nuestra boda, se va a acordar ahora de mí, el cabrón!” O aquél al que le pusieron: Tu esposa, tus hijos, tus hijas, tus hijos políticos, tus hijas políticas y tus nietos y nietas siempre te llevaran en su corazón. “Y un huevo, me decía, mis hijos e hijas me las hicieron pasar canutas, mis hijos políticos son unos desgraciados que se casaron con mis hijas por dinero, y mis hijas políticas son unas pelanduscas, la madre que las parió, y de mi esposa qué quieres que te diga, se pasó la vida llorando para que soltara la tela, y ahora cuando viene a verme, un día al año, ya la ves, aún estoy esperando que vierta una lagrimita por mí.”
Bueno, comentarios así son abundantes, y todo se debe a la falta de previsión de cuando estamos vivos. Porque a ver, ¿a quién le haría gracia que en la lápida le pusieran una fotografía de veinte años antes de la defunción? Pues eso pasa continuamente. Luego cuando te ponen la foto y tú sales a ver cómo ha quedado y te ves, es que no te reconoces. Los hay que se han vuelto a morir. Hay jóvenes de veinte y pico años que les han puesto la foto de la comunión. Hombre, vale que sus padres estuvieran hasta los mismísimos de él, pero tampoco es eso. O a aquél pacifista al que le pusieron una fotografía de la mili, eso son ganas de joder.
Hay que ser previsores y dejar dicho qué es lo que queremos en nuestra tumba cuando nos muramos, que eso es para toda la muerte, y que ya que va para largo, por lo menos que uno esté a gustito y cómodo con lo que tiene.

9/3/08

EN LA FERIA DEL LIBRO


Estos días se está celebrando en Valencia la XXXI edición de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. Es el acontecimiento más esperado por mí de todo el año. Hay unas cuarenta casetas que ofrecen al público todo tipo de libros. Es increíble ver la cantidad de libros que se han escrito en esta vida y sobre la cantidad de temas tan variados que hay; existen libros sobre temas que jamás se me pasaría por la cabeza pensar que alguien lo haya tratado, cosas rarísimas y muy específicas, pero mira que a alguien, muy pocos supongo, le ha interesado hasta el punto de dedicar su tiempo, y su dinero, en escribir sobre ello. Seguramente esos libros permanecerán años y años en los mostradores de las casetas de libros de ocasión, después se harán libros viejos, e incluso antiguos, pasarán quizá de librería en librería, viajarán por muchas ciudades y, con mucha suerte, algún día, eso deseo, alguien se fijarán en ellos, los comprarán y los pondrán en la estantería de su casa, incluso con un mucho de buena suerte hasta los leerán. Y es que los libros son pacientes, soportan con estoicismo e incluso con agrado el manoseo en los anaqueles de las librerías; desean que se les abra y se les acaricien las páginas cuando alguien los coge para leer en su interior un párrafo o un pequeño diálogo para ofrecer una ligera idea al futuro comprador de qué trata el libro; incluso los hay que se estremecen cuando es una bella dama la que les hace cosquillas cuando con sus delicadas manos les roza el lomo. Y es que los libros son una parte de la vida del autor que pasan a formar parte de la vida del lector, por eso para mí, los libros son como unos seres vivos.
Pero como todo, los libros tienen un problema, ¡son carísimos! Por cualquier novelita de nada te piden 18 ó 20 euros, por eso yo aprovecho estas ferias para proveerme de lectura a precios más que razonables. Este año la media de dinero que me ha costado cada libro que he comprado me sale a 4.86 euros y tengo para leer casi todo el año, no está mal. Además este año ha venido acompañado con una sorpresa, estaba comprando dos libros en una caseta cuando a mi lado se ha puesto un amigo al que no veía desde hace 25 años ¡qué alegría nos llevamos los dos! Estuvimos hablando un rato delante de la caseta y el librero nos observaba y seguía con entusiasmo, cuando intercambiamos teléfonos y correos electrónicos íbamos a apuntarlos en un libro por falta de papel cuando el librero muy atento nos dijo que: por favor, nos dio unos marcapáginas para apuntar allí y que no rayáramos los libros, fue todo un detalle. Así es que este año la feria no ha podido ir mejor, he cargado de libros y he vuelto a ver a un amigo del que no sabía casi nada. No está mal.
Por si a alguien le interesa, la feria permanecerá abierta hasta el 23 de marzo. Así que con las fallas y la semana santa, hay más que motivos suficientes para este año venirse a Valencia. Están todos invitados.

5/3/08

LUCHA DE DIOSES (y IV)


(Seguimos)
En la Plaza Mayor de Cajamarka, atado a un poste y rodeado de varias brazadas de leña, se encuentra atado Su Majestad Imperial el Inca Atau Wallpa dueño y señor del Tawantinsuyu, el Imperio Inca del Perú. Cansado y asqueado por tantas penalidades no tiene miedo a la muerte, la ha burlado muchas veces a lo largo de su puta vida y alguna vez había de tropezar de cara con ella y el requiebro le tenía que salir mal. Y esta era la ocasión en que de la hostia ya no se podría levantar. No estaba solo en la plaza, a su alrededor se encontraban muchos de los que hasta hacía unos meses fueron sus fieles súbditos que lloraban y se golpeaban el pecho al ver a su Dios en la tierra atado como un perro a un madero. En una esquina de la plaza se encontraban los españoles con Francisco Pizarro a la cabeza, Diego de Almagro el Tuerto a su izquierda y el padre Valverde a su derecha.
Atau Wallpa Yupanki miró hacia el cielo buscando al sol que intentaba apartar a las malditas nubes empeñadas en taparlo para que no viera el martirio de su hijo en la tierra. Intentó buscar también al Dios cristiano, ese que había venido en compañía de los extranjeros, poderoso sin duda, mucho más que Qön Tijsi Wirakocha; un Dios cuya tarjeta de presentación era el acero y el fuego, que enviaba a sus representantes encerrados en corazas de hierro que les hacían inmunes a sus flechas y montados en monstruos enormes llamados caballos que aplastaban a sus hombres como si fueran melones, la madre que los parió. Un Dios que había dado poder a un tal Papa de Roma, algún loco peligroso que daba con tanta alegría lo que pertenecía a otros. ¿Quién cojones era este Papa al que llamaban Alejandro VI para entregar el Tawantinsuyu a los yúraj runa, los extranjeros, pasándonos por encima, como si estuvieran pisando uvas? ¿Y quién este Emperador Carlos V para recibir tal presente del Papa y enviar a unos bárbaros barbudos y pálidos como la nieve de los Andes a arrebatarme de las manos lo que tanta sangre me ha costado? ¡Ah maldito hermano Wáskar Inca, si hubieras aceptado mi trono y todos nuestros hombres estuviesen unidos, estos hijos de la gran puta no habrían conquistado nunca mi imperio! ¡Me cago en dios, me cago en el papa, me cago en el emperador y me cago en mi hermano!
Cada vez los negros nubarrones eran más espesos, y el sol quedó velado en su tristeza sin poder mirar a los ojos a su hijo más amado. Los dioses y sus hijos repiten la historia allá donde se encuentren, hay que joderse. El padre Valverde se acercó al Inca y le dijo que si se arrepentía y creía en los santos evangelios, sería matado antes de quemarlo. El Emperador exigió que no se le quemara completamente para así poder reencarnarse en la otra vida. Así se lo prometió el barbudo Pizarro. Convertido en Juan Francisco Yupanki (Paco para los amigos) moriría cristiano. Nadie puede triunfar sobre Dios.
Pedro Cataño el Magnífico había intentado por dos veces impedir tal maldad advirtiendo a Pizarro que este hecho le perseguiría por siempre jamás de los jamases a lo largo y ancho de la historia y alrededor de todo el mundo mundial, pero el játun runa, el jefe, se lo quitó de en medio encerrándolo en la prisión para que no estorbase, ahora, en el momento definitivo se encontraba escondido en la plaza llorando al igual que los incas, lágrimas amargas de rabia y de impotencia ante la felonía tan grande que se había tramado.
Melchor Verdugo iba arreglando las gavillas de leña mientras fray Valverde perdonaba los pecados a Su Majestad Imperial que había renegado de su religión con el único objetivo de que no se le hiciera cenizas, polvo eres y en polvo te convertirás, y cuando dijo que abrazaba la religión de ese Dios todopoderoso al que esperaba ver muy pronto para cantarle las cuarenta, el diligente Melchorote le puso el hierro en el cuello y le dio garrote. Cuando expiró su alma, prendió fuego a la leña en medio de una ligera lluvia que se convirtió en diluvio cuando llegó su alma al seno del sol, el hogar a donde van a parar los hijos de Wirakocha. Al día siguiente rescataron los restos que la lluvia había podido hurtar al fuego y envueltos en una sábana fueron enterrados en su palacio. Sus parientes fueron a rescatarlo, pero el padre Valverde les dijo que había muerto en la fe de Cristo Redentor y que por lo tanto en su religión había sido enterrado. Los caminos del Señor son inescrutables, me cago en Cristo. Sus parientes desesperados se fueron a sus casas y se autosacrificaron como si a sus pies hubiesen tenido el cuerpo de su bienamado emperador.
“¡Hasta aquí llenaré de oro esta habitación por mi libertad!” había dicho Atau Wallpa señalando con su regio dedo la pared. Gerónimo de Aliaga corrió presto y veloz a tomar medidas: un ancho de dieciocho pies y un largo de treinta y cinco. El plazo de sesenta días: junio maldito del año de Nuestro Señor de 1533. Superado el límite aún seguía llegando oro a lomos de llamas, vicuñas y guanacos. Pero no fue suficiente, nunca fue suficiente. El oro ¡qöri, qöri! había pasado a la sangre de los conquistadores y como una droga maldita exigía más y más, la dependencia era cada vez mayor y los monos sólo se soportaban derramando sangre y violando mujeres ¡qöri, qöri! Oro bendecido por la iglesia, a la que Dios confunda, que viajaba a España para pagar las guerras católicas de sus católicas Majestades Imperiales y que financiaba las fiestorras que se daban los papas, cardenales, arzobispos y obispos en la vieja Europa. Rebaños de curas y frailes viajaban al Nuevo Mundo a predicar la verdadera Fe: Hermanos, pecadores de la pradera, arrepentíos y creed en el Evangelio, acercaos y os daremos de hostias que sus vais a enterar ¡qöri coño, qöri!
Francisco Pizarro murió asesinado en su palacio de la Ciudad de los Reyes a manos de los traidores almagristas; Diego de Almagro murió de garrote a manos de Hernando Pizarro; Juan Pizarro murió de una pedrada en la conquista de Sajsawaman; el obispo Valverde murió descuartizado por los indios; Gonzalo Pizarro murió decapitado en un oficio de la Inquisición; y sólo Hernando Pizarro consiguió venir a España rico, pero por las fechorías hechas en América fue encarcelado más de veinte años, al salir de la cárcel se arrejuntó con su sobrina, la hija de Francisco y regresó a su natal Trujillo, tierra de conquistadores. Muchos fueron y allí se quedaron: unos a vivir, otros a abonar las pobres tierras; algunos regresaron más pobres que cuando se fueron, otros inmensamente ricos: los soldados de Pizarro por ejemplo recibían cuarenta kilos de oro y ochenta de plata; los eclesiásticos menores, representantes franciscanos y dominicos, veinte kilos de oro y cuarenta de plata.
Nunca el hombre se había comportado tan sanguinario y rapiñero como cuando posó sus reales sobre las tierras del Nuevo Mundo. América exportaba oro, plata e inmensas riquezas e importaba puertas reforzadas, candados blindados, instrumentos de tortura utilizados por el Santo Oficio y armas modernas del ejército imperial.
¡Qöri, coño, qöri!

1/3/08

PREPARANDO EL DEBATE


Me van a permitir un inciso en el rollo de historia que les vengo contando últimamente, y es que me he quedado trabado en el final, y mientras me desatasco un poco les cuento otra cosita.

Ya se acerca el definitivo debate electoral entre Zapatero y Rajoy. En el pasado me aburrí bastante y apagué la tele a la media hora harto de oír las mismas gilipolleces de siempre. Y todo es porque al final no me hicieron caso y se fueron a un lugar inapropiado para hacer el debate y encima con un moderador que no supo estar a la altura; si me hubieran atendido a mí, todo hubiera ido mucho mejor para los dos, y eso que los dos ganaron, claro, faltaba más.
Soy de esos que llaman indecisos, o mejor dicho medio indeciso. Yo, más que votar a favor de alguien, voto en contra de alguien, porque no me gusta nadie si he de decir la verdad. Normalmente decido el voto en la misma cabina donde se encuentran los votos, pero este año va a ser distinto. El próximo lunes, en el mismo salón donde tenía previsto celebraran el debate los dos principales candidatos voy, o mejor, vamos a decidir nuestro voto mi mujer y yo; y de paso comprobar si la estadística que se expone en el diario público es cierta.
Lo tenemos todo preparado: encenderemos la chimenea, comeremos una cena ligera, después, acostaremos a los niños y nos tomaremos un gin-tónic de Bombay con mucho limón; nos limpiaremos bien los bajos y nos sentaremos a ver el debate. Al igual que en el debate, también lo tenemos todo calculado y previsto: a la media hora de debate empezaremos con los preliminares que tenemos calculados duren quince minutos para cada uno a razón de cinco minutos alternos, es decir, cinco minutos yo (por sorteo me ha correspondido empezar a mí) y después cinco minutos ella para, transcurridos los mismos, replicar yo para contrarreplicar ella así hasta media hora; empezaremos por arriba para terminar por abajo, también por delante y por detrás. Finalizados los preliminares empezaremos con la faena propiamente dicha, como mínimo debe durar veinte minutos (está bien ¿no?) y el acuerdo es que votaremos a aquél que esté hablando en el momento en que alcancemos el clímax. Así es que esperamos que sea un debate bien caliente.