29/8/08

IMPREVISIBILIDAD


Acabo de llegar de unos días de viaje por el Pirineo oscense, concretamente he estado visitando el Valle del Cinca y la comarca de Sobrarbe. Una zona totalmente recomendable para quien no la haya visitado, aunque por desgracia está demasiado masificada y prácticamente toda la actividad económica del lugar ya está dedicada al turismo, maldita palabra.
Una de las excursiones que hicimos fue al Valle de Ordesa. Llegamos a Torla, el último pueblo antes del valle, pagamos 18 €, por cojones, para coger un autobús, por cojones, porque con el coche tenían vetado el acceso, y nos trasladaron al parque. Mucha gente iba con mochilas para hacer su caminata correspondiente. Llegaríamos a eso de la una del medio día. Bajamos del autobús y empezamos a caminar. Yo iba extasiado contemplando el paisaje y haciendo fotos, cuando de repente, empezó a llover. Al principio eran unas gotas que nos obligaron a resguardarnos en los servicios, pero al cabo de unos minutos empezó a diluviar. Estuvimos listos, y en cinco minutos corriendo por debajo de los árboles alcanzamos el restaurante. Aprovechamos la única mesa libre que quedaba para sentarnos, comer y secarnos lo poco que nos habíamos mojado. Pero al cabo de un rato empezó a llegar toda la gente que había subido más temprano y que se habían ido caminando valle arriba. Mujeres, niños, bebés, ancianos. A nadie; la tormenta arreciaba con rayos y truenos y no respetaba a nadie. De la montaña empezaron a caer por los barrancos de desagüe magníficas cataratas que conducían el agua de lluvia hacia el río. Al salir al exterior hacía un frío que pelaba, y la gente iba calada hasta los huesos y con pantalones cortos y camisa de manga corta; más de una pulmonía se cogería ese día, seguro.
Mientras bajábamos con el autobús, mirando el paisaje y con mi hijo titiritando entre mis brazos, tenía sentimientos contradictorios. Por un lado pensaba en lo estúpidos que somos, pues yo sabía, porque lo había visto en la televisión, que había probabilidad de que por la tarde hiciera tormentas, como así fue, y como yo, lo sabría mucha gente. Pero da igual, por si no llueve no cogeré paraguas o impermeable, y me meteré hasta el fondo del valle, cuanto más lejos mejor. Pero por otro lado pensaba en que el verdadero fondo del viaje, su esencia, es eso, la imprevisibilidad. Sin ella el viaje se convierte en un ir y venir sin sustancia, deslavazado y exento de cualquier emoción.
Por eso recapacitaba lo que le expresé a un hombre en el restaurante, cuando le dije que acababa de hacer el viaje más caro de mi vida, pagar 18 € para recorrer cuatro o cinco kilómetros, porque estoy seguro de que gracias a la lluvia, recordaré esa excursión durante mucho más tiempo que si no hubiera pasado nada.

3/8/08

TODOS A LA CÁRCEL Y DE JUANA CHAOS EN LA CALLE

Supongo que TVE ya lo tendría programado desde hace tiempo, pero parece una broma macabra que el día en que sale a la calle el asesino De Juana Chaos, en La 2, por la noche, emitan la película de García Berlanga “Todos a la Cárcel”; y el primero que tendría que estar allí es el individuo éste, seguido por unos cuantos que yo me sé, tantos que no cabrían.
Pero bueno, así es el estado de derecho Gracias a Dios, y las leyes están para cumplirlas. Otra cosa es que las leyes estén mal hechas, y manda huevos que los que trabajan en el Congreso haciéndolas y ganando unos buenos sueldos, las hagan tan mal; deberíamos exigirles responsabilidades, o suspenderlos de empleo y sueldo por incompetentes.
Y ahora ahí tenemos a ese animal salvaje suelto por las calles, con esa cara de mala leche, de resentimiento hacia una sociedad que lo ha encarcelado por luchar por su patria, de amargura por los años pasados en la cárcel injustamente…, de hijoputa en pocas palabras; paseando por las mismas calles y los mismos parques que pisan aquellos que fueron pisoteados por su irracionalidad, su falta de escrúpulos y su cobardía.
Así es la ley y así se debe cumplir. Sólo le deseo una cosa: que a partir de ahora, sienta lo mismo que sienten todos aquellos que están amenazados por los que son como él: MIEDO; miedo de que se cruce un día con un hijo de una de sus víctimas y que piense que se le pueden cruzar los cables cuando le mire a los ojos y arrearle dos hostias en medio de la calle, o que le clave una navaja en el corazón. Que se sienta amenazado en todo momento, que la gente de la calle lo mire como si cada uno se le fuera a echar encima para despedazarlo como si fuera una bomba. Eso, que piense que cada uno de los ciudadanos con los que se va a cruzar por la calle son una bomba en potencia y que le pueden explotar en cualquier momento a su paso.
Yo no le deseo el mal a nadie, pero si algún día veo en el telediario que algún “loco” se ha cepillado al hijoputa éste, me alegaré.

Aprovecho para despedirme durante unos días que me tomaré de vacaciones. A todos los que lo estén les deseo que lo pasen bien y a los demás también.