16/7/09

TEORIA DE LA CONSPIRACION SOBRE EL HOMBRE EN LA LUNA


Hoy se cumplen 40 de la llegada del hombre a la luna, todo un acontecimiento que, como es natural, o más bien, como es inherente al ser humano, no ha dejado de estar envuelto en polémica. Y es que hay mucho escéptico suelto por ahí que no se cree que esto haya ocurrido de verdad. Estudios para confirmar esto hay para dar y tomar, entre ellos el de un amigo mío, que recomiendo su lectura encarecidamente, que cuando lo leí, yo que me creía de verdad que los americanos habían llegado a la luna, empecé a pensar en la posibilidad de que fuera todo una estafa, no por lo que exponía detalladamente mi amigo en su artículo, sino porque me vino a la cabeza una posibilidad y empecé a hacer números. Veamos:
Supongo que todos habrán visto en más de una ocasión que para lanzar un cohete al espacio hace falta un verdadero artilugio formado por enormes tanques de combustible para desarrollar la suficiente energía necesaria para que el aparato venza a la fuerza de la gravedad y salga al espacio; toneladas y toneladas de hidrógeno líquido que se queman en un instante y que propulsan el cohete hacia arriba.
En la luna, la fuerza de la gravedad es seis veces inferior a la de la tierra. Por lo tanto, para poder despegar un cohete desde la luna, necesitará seis veces menos combustible que el que se necesitaría en la tierra para abandonarla. Si se fijan bien en el Apolo 11 que aterrizó en la luna, la sexta parte de combustible necesario para salir del satélite no se ve por ningún lado, sólo una cabina y cuatro patas, el módulo lunar. Además, esta cabina, para aterrizar sobre la superficie lunar, también tuvo que utilizar mucho combustible para no estrellarse directamente contra el suelo lunar, pues una cosa es que la gravedad sea más débil, y otra que no exista gravedad. Si al descender no hubieran provocado una fuerza de freno, se hubieran dado una buena hostia, eso sí, seis veces menor que en la tierra, pero hostia al fin y al cabo; y estoy seguro que lo suficientemente grande como para no regresar.
Quizá los números no estén bien hechos, pues no soy físico ni nada parecido, pero simplemente se me ocurrió y ésta es mi teoría de la conspiración sobre el hombre en la luna.

11/7/09

HASTA LA PRÓXIMA (que espero sea pronto)

No sé si se habrán dado cuenta, pero últimamente, publico cada vez menos. Quizá fue un error abrir dos blogs más, pero era lo que me apetecía en ese momento y por eso lo hice, de lo cual no me arrepiento en absoluto, faltaría más, aunque sí que me ha ayudado a bloquear aún más mi mente. Esto, y la novela que estoy escribiendo, que absorbe todas mis energías y que me tiene ocupado en todo momento. Es como si estuviera locamente enamorado: siempre pensando en lo mismo, siempre la historia rondando por mi cabeza; deseando en todo momento estar sentado frente al ordenador para escribir, como si quisiera tener entre mis brazos a la mujer deseada para besarla y amarla.
Yo no tenía ni puta idea de que esto fuera así, tan complicado. Evidentemente intuía que no sería fácil, pero no imaginé que fuera tan, tan complejo. Empecé a escribir porque me aburría. El año pasado, la crisis me cogió por los bajos y me mantuvo en casa largas temporadas; como estaba ocioso, decidí alargar un cuento que me venía rondando por la cabeza desde hacía tiempo, pues una novela no es más que eso, un cuento muy largo. Pero de lo que tenía pensado en un principio, y previamente esquematizado en un guión, no ha pasado prácticamente nada. Como si tuvieran vida propia, los personajes han ido creciendo, madurando y viviendo libremente en mi cabeza para crear situaciones que han desembocado en unas consecuencias que yo no había imaginado en absoluto. Ha sido un descubrimiento que me ha sorprendido y que me ha superado. Ni siquiera a estas alturas, cuando ya intuyo el final, sé a ciencia cierta cómo será. Es algo apasionante.
Yo de literatura no tengo ni idea, es más, me la suspendieron en COU; ni he hecho ningún cursillo para aprender a escribir ni nada de eso. Sólo soy un lector empedernido que me gusta fijarme en cómo están escritos los libros que leo. De teoría literaria sólo he leído por ahí algunos consejos, la mayoría de ellos perogrulladas, y ya está. No tengo ninguna pretensión literaria, en absoluto. Escribo porque, gracias al blog, he descubierto que me gusta, que me place y porque me lo paso bien, muy bien. ¿Pueden creerse que escribiendo he llegado a reírme a carcajadas, a emocionarme (en alguna ocasión hasta se me ha salido alguna lágrima), e incluso a excitarme? Algo que me ha sorprendido sobremanera, porque yo tengo todavía menos sensibilidad que un nabo. Evidentemente no llegará a ser ninguna obra de arte, ni posiblemente se publique nunca. Pero es mi criatura, a la que dedico mucho tiempo y mucho cariño. Me falta poco para acabarla, como decía, o eso creo yo, porque cuando estaba por la página 200 ya la tenía casi concluida y ya voy por la 336, y continúa. De todas formas, creo que estoy haciendo lo más fácil: escribir la historia. Así, compulsivamente. Lo complicado y lo verdaderamente costoso vendrá después, cuando haya que pulir, cuadrar conceptos, corregir posibles contradicciones, eliminar errores argumentales, verificar hechos, borrar aspectos superfluos, en fin, hacer que todo tenga sentido, y que el posible lector no se vea estafado, o cuanto menos, defraudado.
Todo esto lo cuento porque quiero aprovechar ahora, que tengo un poco más de tiempo, para avanzar lo máximo posible en la novela y terminar la historia, si es posible, antes de que finalice el verano. Con esto quiero decir que seguramente los blogs los tendré un poco más, si cabe, abandonados. No me voy a esforzar en buscar algo para escribir como hacía hasta hace algún tiempo. Cuando me surja un tema, lo escribiré y punto. Si no sale nada, ya llegará. Pero de momento no me he planteado dejarlo, me gusta el blog y con él seguiré. Esto también afectará al número de visitas que suelo hacer a los blogs amigos que tengo enlazados, pero más o menos, no dejaré de visitarles y de leer las cosas siempre interesantes que cuentan.
Por si les sirve de curiosidad, Luisa y María, de las que ya les he contado algunas cosas de ellas, son dos de los personajes principales de mi novela.