
Esta
actuación es el culmen de las barbaridades que el PP valenciano lleva haciendo
en esta Comunidad desde hace casi veinte años. Aunque parezca una paradoja,
pues la autopublicidad que se hacen en los servicios informativos roza la nausea,
al PP de la Comunidad Valenciana la televisión autonómica les molesta. Los
índices de audiencia son irrisorios, apenas un 5 ó un 6%, concentrados
generalmente en los pueblos, pues en las capitales no la ven ni los familiares de
los trabajadores de la televisión. Lo mismo ocurre con la radio. La única que
la escuchan son la gente de los pueblos y los seguidores de los principales
equipos de fútbol, pues la cobertura que hace la radio de sus partidos no lo
hacen las demás cadenas generalistas.
¿Y por qué digo
que les molesta RTVV? Pues porque les molesta hablar en valenciano. Zaplana,
primer presidente del PP, no sabía hablar en valenciano; Olivas, que lo
sustituyó, apenas lo hablaba; Camps lo habla fatal; y Fabra no tiene ni idea.
Es una lengua de paletos, de gente de pueblo con poca cultura. Es muy triste,
pero es la realidad. Ni Rita Barberá, una mujer con un cargo tan importante, ha
dicho jamás, a excepción de: senyor
pirotècnic, pot començar la mascletà (señor pirotécnico, puede comenzar la
mascletá), una palabra en valenciano. Así nos va por aquí.
El énfasis
en el cierre del ente se ha puesto en la cuestión económica. La demagogia
eructada por el presidente raya el insulto a la inteligencia de los valencianos:
“no cerraré una escuela o un hospital por mantener abierto Canal Nou”. Pero no
dice el dinero que han derrochado pagando derechos del fútbol a todos los
equipos de Primera División (al Valencia C.F. y al Vila-real C.F., sin ir más
lejos, Canal Nou les pagó más de medio millón de euros a cada uno por los
derechos de imagen de sus respectivas mascotas), y todo para que no viéramos
esos partidos en la televisión autonómica; ni tampoco habla del dineral
invertido en retransmitir los premios de Fórmula Uno en la televisión
autonómica, cuando al mismo tiempo se estaba haciendo esa misma transmisión en
una cadena privada. Y como éstas, miles. Pero, ¿cómo es posible que RTVV
tuviera más de 1700 trabajadores? A excepción de la Ford, no creo que en la
Comunidad Valenciana exista otra empresa con semejante número de trabajadores.
Y ahora los echan a la calle y encima dicen que el cierre es por culpa de
ellos. Señor presidente: la culpa de que haya tantos trabajadores no es de
ellos, sino de los que los contrataron y enchufaron, que ésa es otra. ¿No había
nadie en la Generalitat que se diera cuenta de eso?
Pero la
decisión de Alberto Fabra va mucho más allá de la situación económica del ente.
Creo que ha sido esta misma semana, cuando Alberto Fabra ha hecho pública su
decisión de presentarse a presidente de la Generalitat en las próximas
elecciones autonómicas. El señor Fabra no es nadie en el PP nacional. Al señor
Fabra le tocó el puesto de presidente en una tómbola y ahora ese cargo le viene
grande. El señor Fabra es un blando, un hombre sin sangre, una acelga llamamos
aquí a las personas que tienen ese carácter sin sustancia. Para reforzar ese proceder,
contrató a una persona especializada en liderazgo para que lo instruyera e
hiciera de él un líder que consiguiera que todos los valencianos lo abandonáramos
todo para seguirle hasta el infinito y más allá si fuera necesario. Además,
quería pagar el profesor con dinero público, afortunadamente le pillaron y tuvo
que despedir al maestro.
Ahora, con esta decisión, quiere demostrar a
los de Madrid, y a sus votantes desilusionados, que ya no es una acelga, que
continúa siendo verde, pero que ahora es el Increíble Hulk, que podemos
seguirle porque es el señalado por el Altísimo para sacarnos de esta crisis en
la que nos ha hundido su partido, amén.
Que Dios nos
pille confesados.