
Una de las cosas que más me hubiera gustado hacer en esta vida es viajar. Por desgracia lo he hecho muy poco y muy cerca; mi economía no me permite más. Por eso suplo esta carencia con la lectura de libros de viajes. En mi biblioteca tendré cerca de 80 ejemplares que cubren la totalidad del mundo, desde los polos hasta cualquier rincón del África Ecuatorial. Para seguir los viajes en los libros, me agencié un buen atlas que voy consultando al mismo tiempo que el protagonista del libro va viajando sobre las páginas de su libro. Además, cuando tenía ADSL, seguía el viaje con el Goglee Earth, cualquier medio es bueno para viajar en compañía del libro. Lo mismo hago cuando veo un documental o un reportaje de viajes en la televisión, enseguida echo mano del atlas. Y ahora me he hecho socio de la
Sociedad Geográfica Española donde publican una revista de viajes que tengo la ilusión que sea de verdad muy interesante.
Los lugares del mundo que más me atraen son los grandes y vastos espacios naturales. Las amplias llanuras, las altas cordilleras montañosas y los calurosos desiertos. Nombres como Gilgit, Samarcanda, Aksu, Takla-makán, Oymiayon, en Ásia; Lalibela, el Tibesti, Tamanrasset, Al Kufrah, Kisangani, en África; en Suramérica Ushuaia, Puerto Natales, Atacama, Uyuni, Manaus, Iquitos, Caroní, Apure; Yukón, Dawson city, Chilkoot en la América de muy al norte. El resto del mundo y sobre todo Europa me interesan muy poco. Por todos estos lugares he viajado a lomos de camellos, a pie, en avioneta, en canoa o en un viejo coche, pero siempre emocionado esperando ver que aparecerá al doblar la próxima página. Hace poco se me presentó la oportunidad de hacer el gran viaje de mi vida: ni más ni menos que a la China; resulta que con la excusa de que el próximo eclipse total del año 2009 se podrá ver desde China, la agrupación astronómica de la cual soy socio está organizando un viaje y yo me había apuntado junto con mi hijo. Pero se trata de un viaje organizado, con excursiones preparadas de antemano, con hoteles si no de lujo, que están muy bien, etc. o sea, lo “normal”. Pero para mí eso no es lo normal, no concibo el viaje de esa manera, no sé si será por culpa de los libros, o porque soy así, o por las dos cosas, pero la verdad es que me he borrado. Paso de subirme en un autobús y que me lleven de aquí para allá como si fuera ganado; además cuanta menos gente mejor, desde luego la mejor manera de viajar es solo, porque sólo en ese caso la libertad de movimientos es total y absoluta. Yo quiero ir a donde me dé la gana o no ir porque sí. En este punto me gustaría reproducir un trozo de una entrevista que le hicieron a Ryszard Kapuscinski (premio Príncipe de Asturias 2003):
Le preguntan que existe otra categoría de viajeros: el turista.
A lo que responde: El viaje turístico devino un fenómeno de dimensiones colosales, inéditas en la historia y difícilmente imaginables. Únicamente el año pasado, por turismo, se movieron más de 800 millones de personas. El turista no viaja porque se sienta obligado a hacerlo, ni por razones profesionales. Lo hace buscando placer. Es todo un vuelco en la civilización.
Hablaba de la búsqueda del placer. ¿El placer de viajar?
No. El objetivo del turista, y estamos hablando del turista en África y en los países pobres del sur, es paradójico: evitar escrupulosamente conocer el país en el que transcurren sus vacaciones, su lengua y su gente en donde gastan su dinero. El turista evita los medios de transporte de los “indígenas” porque los considera sucios, lentos, inseguros. Además, el turista no quiere hacer contacto con la gente del lugar (si acaso con los necesarios empleados del hotel) porque tiene miedo de enfermedades, o que les pidan dinero. Un miedo que prevalece sobre cualquier curiosidad. Le interesa la comida, el vino, las comodidades, la terraza y la piscina, el sol. El turista es un hombre del norte que busca el sol.
Aunque es difícil establecer una línea que separe al turista del viajero, no es esto lo que yo busco, más bien todo lo contrario, por eso estoy preparando un viaje “todo lo contrario”. Ya veremos qué pasa.