10/9/08

EL BUZO (II)

Esta mañana he ido al hospital a visitar al señor que rescatamos el otro día en la montaña. Cuando pregunté por él en recepción me dijeron que no constaba nadie que hubiera ingresado tal día con esas características: “se lo habrán llevado a algún hospital de Valencia pues por aquí no hay otro”, pensé.
En el mismo hospital solicité los números de teléfono de los principales hospitales de Valencia; una vez en mi poder salí a la calle, me senté en un banco a la sombra de un árbol y empecé a llamar a todos los hospitales: en ninguno había ingresado nadie vestido de buzo la noche de ese día, ni tenían ninguna noticia de nada similar.
Volví a entrar en el hospital y empecé a hacer averiguaciones sobre quién era el médico que esa noche estaba de guardia. Después de tocarle bastante los cojones a más de uno, averigüé quién era y fui a buscarlo. Tuve que hacer turno como si fuera un paciente más y al cabo de más de dos horas de aburrida espera, conseguí entrar en la consulta. Cuando le conté el caso se quedó estupefacto; como no tenía ni idea del asunto, cerró la consulta en ese mismo momento, con el cabreo general de los pacientes que pacientemente estaban haciendo cola y entre insultos, cagontós, cagonlaseguridadsocial, y posibles reclamaciones, salimos escopetados hacia la sección de urgencias. En un minuto los puso a todos firmes: ninguno sabía nada de nada. Entonces averiguamos quién era el conductor de la ambulancia que lo había recogido en la montaña y fuimos a hablar con él. Nos dijo que sí, que efectivamente había recogido a un señor desvanecido y vestido de buzo en la montaña, incluso se acordaba de haberme visto por allí, pero… y nos hizo prometer que no lo comunicaríamos al hospital: el servicio lo había hecho solo, sin médico, porque no había nadie disponible en ese momento y porque le habían dicho que no era un caso grave; entonces al llegar a la ciudad, paró en un semáforo, un momento antes de arrancar le pareció oír un ruido en la parte trasera, pero no hizo caso. Cuando llegó al hospital, enseguida salió un celador a ayudarlo, pero al abrir la puerta, la ambulancia estaba vacía; el celador de dijo que qué broma era esta y él contestó que sólo quería cargar una silla de ruedas y se fue olvidándose del tema y dando el servicio por perdido. Más vale perder un paciente que el trabajo.
Es todo lo que os puedo decir.

7 comentarios:

maria gemma dijo...

Corpi, en ese incendio, no habría en el monte alguna "maría" plantada... en grandes cantidades...
Lo del medico, si que me lo creo... te dio alguna receta... jajajajaja
Lo de la ambulancia, a más de uno se le habrá escapado algún paciente... seguro...
Veo que me marcho de vacaciones sin saber... si es verdad o mentira... y si es un libro, recomiéndalo... si me encuentro con el buzo por la sierra... aparte de alucinar, te aviso...

Un abrazo

Nür dijo...

Mareeee, que desvario! Que potser algú s'haja fugat de l'ambulància... però t'imagines l'home vestit de bus, amb el neopré, les aletes y demés pel mig del carrer?? Si no podrà caminar!
Petons,
Nür

Merce dijo...

Venga ya... casi me haces caer otra vez...

Apesardemi dijo...

Ja Ja, qué historia más flipante, no se si es real o ficción pero perfectamente pudiera ser cualquiera de las dos. Me lo puedo creer ;)

Un abrazo

Luna Carmesi dijo...

Me quedo con la cuestión de la 'Maria' plantada en ese bosque...

:-P
:-D

Anónimo dijo...

No... no... ¡esto no se queda así! vas a tener que seguir contando, a saber si ahora el pobre buzo está en lo alto de alguna catedral...
¡Venga, venga, sigue buscando!!
Un beso

Anónimo dijo...

Es un desvarió pero de los gordos, Que has perdido al paciente no pasa nada si hay muchos, no se preocupe.