6/10/08

DOS AÑOS


Hoy, 6 de octubre, cumplo dos años como “bloguero”. Cuando empecé con esto jamás imaginé que pudiera llegar tan lejos, un hecho insólito para mí. Con ésta son 250 entradas más unas poquitas en el blog que escribo en valenciano. Las personas que me conocen bien no se lo creerían, pues soy de pocas palabras, y claro, contar 250 cosas, son muchas para mí. Durante este tiempo ha habido de todo, de bueno y de no tan bueno, pero lo mejor han sido los amigos que he hecho, yo me atrevería a decir que algunos muy buenos; amigos extraños, pues sólo a través de la palabra escrita, ni siquiera sé el timbre de sus voces, han conseguido en mí admiración y lealtad hacia ellos. Espero y deseo hacer con el tiempo más amigos, pero sobre todo conservar los que ya tengo, aunque por desgracia algunos sin más han desaparecido.
Sólo puedo, por tanto, daros las gracias por pasar por aquí de vez en cuando y por abrir una ventana por la que yo también me pueda asomar a vosotros. Gracias.
Para celebrar este segundo aniversario, os dejo un escrito que publiqué hace ya más de un año, y que considero que es de lo mejor que he escrito (lo que da una idea de cómo será lo peor, pero es lo que hay). He hecho algunos pequeños retoques del original, pero sin importancia. Una de mierda (con perdón) lo titulé. Espero que lo disfrutéis.

Serían sobre las siete de la tarde, verano, calor, desidia, inactividad, aburrimiento, ¡qué asco!
Éramos cinco o seis. Estábamos recostados en la pared de la caseta medio derruida de lo que pretendió ser unos vestuarios para los que jugaban al fútbol, mirando como, en la otra portería, había otros niños jugando a la pelota y divirtiéndose mientras nosotros nos aburríamos como ostras, pensando qué podríamos hacer que no fuera jugar al fútbol, que hace calor y cansa mucho, cuando me acarició la pituitaria un olor penetrante:
-Joder, vaya olor a mierda que hace –dije.
-Sí, ahí dentro hay una mierda de toro –contesta uno.
Me levanto, me acerco donde dice, y veo una obra de cuerpo impresionante, pero no era de toro, ¿era posible que un niño hubiera podido hacer aquello? porque por allí sólo íbamos niños. Eso sólo se podía haber hecho después de pasarse cuatro o cinco días llenando sin vaciar, guardándolo todo bien guardadito para sacarlo de una sola vez. Y allí la teníamos: ¡grande y hermosa! un verdadero regalo que algún generoso había “deposicinonado” para sacarnos de nuestro letargo.
-¡Eh, mirad qué maravilla! –dije.
Entraron todos.
-Joder, pesará un kilo.
-Esa es de ayer, ya está seca por encima.
-No, tendrá dos días.
-No, es de ayer, ahora verás como la capa seca de encima es delgada –coge un palo y se lo inca elevándolo luego a los ojos de los demás – ¿veis qué tierna está por dentro?
-Es verdad –asentimos.
-¿Queréis que la plastifiquemos? –digo.
-¿…?
-Sí hombre, prendemos un saco de plástico y echamos las gotas que se producen cuando se derrite sobre la mierda, y cuando se enfría, se queda plastificada y la podemos guardar mucho tiempo.
-Bien, pero será mejor sacarla fuera antes.
Dicho y hecho, mientras unos buscan unos sacos de plástico los otros le metemos con cuidado una maderita por debajo y la sacamos entera al campo de fútbol, al lado de la portería sur. Cuando llegan los de los sacos, nos repartimos uno para cada uno y les prendemos fuego, porque entre los accesorios de un niño, nunca faltaban cerillas; entonces nos ponemos todos alrededor del cuerpo presente y empezamos a dejarle caer encima las gotas ardientes de plástico derretido. Entre que la habíamos removido un poco para sacarla y el calor de las gotas de plástico que la estaban asando, se elevaba un olorcillo que atacaba sin piedad nuestras tiernas naricillas. Pero nada, allí estábamos aguantando como verdaderos espartanos hasta que se consumieron los plásticos. La verdad es que quedó muy bonita: los tonos verde-azulados y negros del plástico, contrastaban con el amarillo-marrón del interior, dando al conjunto un aspecto abstracto, como una escultura contemporánea; estoy seguro de que si eso lo hace un artista de renombre, le pagan un dineral y lo consideran una obra de arte: “Mierda de Tal plastificada a los cuatro puntos cardinales”.
-Y ahora qué.
Bueno, por aquí por Valencia, yo no sé por qué, siempre hay quien lleva un petardo en el bolsillo (otro complemento casi imprescindible en el vestuario de un niño de entonces).
-Y si…
-Pues claro que sí, ya tardas.
El chaval le clava el petardo y le prende fuego. Pero los niños son así, si no, no serían niños. ¿Y qué hacen los niños? Pues comprobar que todo sale bien. El modo de proceder normal en adultos hubiera sido que, uno, el más atrevido o el más rápido, le hubiese prendido fuego al petardo, mientras los otros, a una distancia prudencial, hubieran estado atentos a las operaciones del valiente pirotécnico para terminar en una risa y aplauso general. Pero la lógica de los niños es distinta, el niño actúa como el buen reportero: tiene que estar allí dónde se produce la noticia, no vale que te la cuenten; o sea, que si uno se agacha a prender fuego a la mecha del petardo, los demás se agachan a su alrededor para comprobar que efectivamente lo está haciendo bien, porque puede pasar que no lo haga bien, y siempre hay uno que tiene que decir que levante la mecha, otro que la sujete con el dedo, otro que clave un poco más el cohete, otro comprobar que huele bien… Pero eso no es todo, porque una vez ha prendido la mecha, hay que comprobar que no se va a apagar, y entonces, como una corriente telepática les llega la orden a todos los pequeños cerebros que el proceso de ignición está iniciado correctamente y que la cuenta atrás está a punto de concluir, lo que significa que el momento de la detonación está muy cerca. Entonces las piernas de todos se disparan como unos muelles hacia arriba para salir como alma que lleva el diablooooooommmmmmm.

Demasiado tarde, o demasiado pronto. Demasiado tarde hemos salido de allí y demasiado pronto ha explotado el petardo. Afortunadamente, como éramos muchos, salimos a menos cada uno. El que más suerte tuvo fue el que se levantó primero, el más cobarde, el traidor, pues su parte la recibió por la espalda; pero los demás, los más valientes, recibimos nuestra porción por delante, dándole la cara al peligro ¡Llenos de mierda recalentada desde la cabeza hasta los pies! Primera reacción: intentar quitárnosla de encima, craso error, porque lo único que conseguíamos era extenderla más por la cara, los brazos, las piernas, la ropa… Del otro lado del campo de fútbol oímos a los otros niños quejarse del olor a mierda que hacía. El olor llegó incluso al pueblo que se encuentra a unos doscientos metros. Pero allí ya llegó poco. Poco porque el mucho nos lo quedamos nosotros, que para eso lo habíamos producido. Qué remedio, nos fuimos corriendo y maldiciendo a un pequeño arroyo que pasa cerca y nos limpiamos como pudimos. No recuero qué me diría mi madre cuando llegué a casa, tampoco importa. Lo que sí que me gustaría saber es quien fue el valiente que hizo aquella Obra Monumental, me hubiera gustado darle la enhorabuena… y las gracias.

17 comentarios:

Mar dijo...

¡Felicidades!!!! dos años es mucho tiempo en esto, porque normalmente nos da por marcharnos en un momento u otro.
Gracias a ti por tus historias, y esperamos más.
Un besoo

maria gemma dijo...

Felicidades Corpi, que sea por muchos años, me encanta venir a visitarte...
Buenísimo el relato de la mierda, jajajaja...
Un abrazo

Nür dijo...

Feliç aniversaari!!!
Encara no he pogut parar de riure-me... simplement d'imaginar-me l'enmerdà, jejejeje

Petons grandons,
Nür

R. dijo...

Muchas felicidades pues :D!

Anónimo dijo...

Si, como dice la canción, veinte años no son nada, excuso decirte dos.
salut
Pierre Miró

Anónimo dijo...

Si, como dice la canción, veinte años no son nada, excuso decirte dos.
salut
Pierre Miró

Corpi dijo...

Muchas gracias a todos por vuestras felicitaciones.

Oruga Azul dijo...

Felicidades!!

El mío llega dentro de nada; tengo que ir preparando la nueva edición de Premios Musa n.n

Pepe Castro dijo...

Muchas felicidades, y a seguir cumpliendo en la misma línea.
Me he reído casi tanto como la primera vez que lo leí, qué cafres, jajaja.

Pepe del Montgó dijo...

Felicidades. Acabo de llegar a tu blog, como sabes, y deseo que continue muchos años más para disfrutarlo. El relato es bueno, hasta huele.

Joan dijo...

Felicidades por el aniversario. Como se dice por ahí, lo difícil no es llegar, sino mantenerse.

Un abrazo

RGAlmazán dijo...

Te estás haciendo mayor, amigo Corpi. Muchas felicidades. Por cierto, no dicen los cómicos, Mucha mierda para desear suerte. Pues eso.

Salud y República

benito_reyes_vega dijo...

Buen trabajo Corpi, dos años de creación valen casi el doble. Estos son los verdaderos valores, no los "vehículos estructurados de inversión"

saludos

Carlos V dijo...

felicitats!!

Sgt. Pepper dijo...

Trobe que tots els valenciàns tenim en el record de quan erem xiquets alguna camisa foradada per un coet y el consegüent catic.

Anónimo dijo...

Muchas felicidades, y espero que sigas deleitandonos con tus escrituras otros tantos años mas.
Un abrazo

enrique dijo...

Muchas felicidades y enhorabuenas!!