
Hoy se cumplen 40 de la llegada del hombre a la luna, todo un acontecimiento que, como es natural, o más bien, como es inherente al ser humano, no ha dejado de estar envuelto en polémica. Y es que hay mucho escéptico suelto por ahí que no se cree que esto haya ocurrido de verdad. Estudios para confirmar esto hay para dar y tomar, entre ellos el de un amigo mío, que recomiendo su lectura encarecidamente, que cuando lo leí, yo que me creía de verdad que los americanos habían llegado a la luna, empecé a pensar en la posibilidad de que fuera todo una estafa, no por lo que exponía detalladamente mi amigo en su artículo, sino porque me vino a la cabeza una posibilidad y empecé a hacer números. Veamos:
Supongo que todos habrán visto en más de una ocasión que para lanzar un cohete al espacio hace falta un verdadero artilugio formado por enormes tanques de combustible para desarrollar la suficiente energía necesaria para que el aparato venza a la fuerza de la gravedad y salga al espacio; toneladas y toneladas de hidrógeno líquido que se queman en un instante y que propulsan el cohete hacia arriba.
En la luna, la fuerza de la gravedad es seis veces inferior a la de la tierra. Por lo tanto, para poder despegar un cohete desde la luna, necesitará seis veces menos combustible que el que se necesitaría en la tierra para abandonarla. Si se fijan bien en el Apolo 11 que aterrizó en la luna, la sexta parte de combustible necesario para salir del satélite no se ve por ningún lado, sólo una cabina y cuatro patas, el módulo lunar. Además, esta cabina, para aterrizar sobre la superficie lunar, también tuvo que utilizar mucho combustible para no estrellarse directamente contra el suelo lunar, pues una cosa es que la gravedad sea más débil, y otra que no exista gravedad. Si al descender no hubieran provocado una fuerza de freno, se hubieran dado una buena hostia, eso sí, seis veces menor que en la tierra, pero hostia al fin y al cabo; y estoy seguro que lo suficientemente grande como para no regresar.
Quizá los números no estén bien hechos, pues no soy físico ni nada parecido, pero simplemente se me ocurrió y ésta es mi teoría de la conspiración sobre el hombre en la luna.