25/9/07

RAMBER

Ramber es boliviano y es mi amigo. Llegó como todos los bolivianos que han venido últimamente a trabajar a España: en avión, con una pequeña maleta, no olvidemos que el permiso de entrada es para turista, con 500 € (los ahorros de casi todo un año trabajando duramente) tirados a la basura (que muy desfachatadamente recogen las compañías aéreas porque el billete es de ida y vuelta y saben que no van a volver con ese billete) y con un montón de ilusiones que se trastornan amargas para la mayoría cuando descubren que el Potosí que ellos tenían allí no se encuentra ahora aquí.
Él cuando llegó ya tenía el trabajo asegurado junto a dos de sus hermanos que ya estaban trabajando aquí. Por desgracia, no voy a decir por culpa mía, no entró en la regularización masiva de extranjeros que hizo el partido socialista, creo que fue en el 2005, en cambio sus hermanos sí consiguieron regularizar su situación porque les recomendé que se empadronaran en la ciudad donde vivían, en cambio no se me ocurrió decírselo al bueno de Ramber y aún hoy es un “ilegal” sin papeles. ¡Cuántas veces he lamentado ese olvido!
Ramber es pequeño pero fuerte, sus espaldas son desmesuradamente anchas, quizá para poder cargar con tanta desgracia y desdicha, miseria e injusticia. Sus brazos son robustos y sus piernas potentes. Su cabeza está achatada por los polos, y a una legua se nota que es indio, descendiente de los Incas. Sus ojos almendrados son oscuros y apagados; sus cabellos son lacios, negros y brillantes como la obsidiana y en tan gran número que crees que será imposible meter allí la púas de un peine; y su boca es la más rara que jamás haya visto, sus labios son grandes y carnosos, y cuando sonríe, dejan ver unos dientes blancos, pero los dientes superiores están desgastados de derecha a izquierda y de más a menos, como si comiera como un camello que moviera siempre la mandíbula inferior en la misma dirección desgastando siempre los mismos dientes, porque si no, no me imagino cómo ha conseguido tener esos dientes que parecen un xilófono.
Ramber es buena gente, tiene tres hijos, a uno aún no lo conoce porque cuando vino, su mujer estaba embarazada, y de eso hace ya cuatro o cinco años. Recuerdo cuando le llegó la primera fotografía, cuando me vio se vino corriendo a enseñármela: “mira este es mi Elvis, se parece mucho a su madre” El tío era el más feliz del mundo enseñándome aquella fotografía de mala calidad. Ramber es incapaz de hacer daño a nadie, es muy tímido y eso le hace muy vulnerable a abusos, y más en un país extranjero. Por eso yo siempre le he protegido lo que he podido y le he asesorado lo mejor posible. Antes siempre estábamos haciendo planes para que se viniera a trabajar conmigo, pero las circunstancias no fueron favorables, y cuando fantaseábamos Dios estaba de culo y no nos oía porque nada de aquello consiguió fraguar. Dos veces me llamó pidiéndome trabajo y dos veces le tuve que decir, con todo el dolor de mi corazón, que era imposible pues no dependía de mí, y dos noches más sin poder dormir. La última vez que hablé con él, le llamé para darle un pequeño trabajo y cuánta fue mi alegría cuando me dijo que estaba trabajando en una empresa de mantenimiento de jardines, que le trataban bien y que estaba contento. Yo también.
Ramber es mi amigo, y él sabe que yo soy su amigo. Sin estridencias, sin alharacas, sin bombo ni platillo. Nos hemos relacionado relativamente poco, y hará más de un año que no nos vemos, pero somos amigos, porque sí, porque nos queremos y porque nos da la real gana.

6 comentarios:

Pepe Castro dijo...

Podéis estar orgullosos el uno del otro.
Enhorabuena a ambos.
Un abrazo.

Mar dijo...

Qué de historias y qué impotencia cuando no puedes hacer nada.
Espero que Ramber tenga mucha más suerte.

Juan dijo...

corpi, paisano, gracias por tu bienvenida en mi blog.
Hace falta más gente como tu para aliviar el drama de estos emigrantes.
Se debe de vivir muy mal en sus países de origen para dejar la tierra, la familia, la casa, todo, y jugarse los ahorros a una sola carta. Como dice pepe, enhorabuena a los dos y que Ramber tenga mucha suerte.
Que tingues un bon día corpi.

eclipse de luna dijo...

Que bonito!!! siempre es bueno tener amigos asi...
Un besito.Mar

e-catarsis dijo...

Me alegro por los dos, cuando algo bueno le pasa a un amigo es como si nos pasara a nosotros, la amistad es eso un sentimiento, el más generoso.
La inmigración esconde detrás un gran drama, nadie quiere salir de su tierra por gusto y no deberíamos olvidar nunca esto
Saludos Corpi

Patri dijo...

Me alegro de que tenga un amigo como tú. Precioso post.

Besotessssssssssss