El otro día publicaba
Gambutrol en su magnífico blog una entrada sobre el nacionalismo catalán muy interesante y además muy sustanciosos los comentarios que allí se vertían. Después de reflexionar me gustaría a mí también exponer mi punto de vista sobre el asunto.
No me gustan los nacionalismos, ninguno, ni el catalán, ni el vasco, ni el gallego, ni el cartagenero, ni el español. Como dice Kapuscinski: el nacionalismo es una plaga del siglo que vivimos junto con el racismo y el fundamentalismo religioso y que tienen un rasgo común: la irracionalidad, una irracionalidad agresiva, todopoderosa, total. Yo me considero ciudadano del mundo, aunque suene a tópico, pero es que es verdad, cada vez hago menos caso a lo que pasa por aquí cerca y me preocupa más lo que pasa allende las fronteras, sobre todo en Asia, África y Sudamérica. Lo que ocurre en Europa y los Estados Unidos, simplemente me la refanfinfla, me aburre horrores; y de lo que pasa en España no es que pase, pero como siempre es prácticamente lo mismo, pues eso. Y es que no hay más que mirar las noticias de la televisión para darte cuenta. Menos mal que cada vez los corresponsales internacionales son mejores (aunque siempre a años luz de los reporteros de los años 70 y 80 como Carmen Sarmiento, Vázquez-Figueroa, de la Cuadra Salcedo, Pérez-Reverte, Vicente Romero (afortunadamente aún en activo),…); el bloque de internacional de algunos noticieros es lo único digno de ver, lo demás no es más que morralla.
Los nacionalistas en España siempre han ido de hostiados por la vida. La puta España (esa que tanto defienden desde posiciones ultranacionalistas Aznar, Rajoy (anda que el discursito que nos ha sacado hoy en la tele), Jiménez Losantos, P. José Ramírez…) les ha estado jodiendo siempre negándoles su identidad, cuando España precisamente existe porque todos y cuando digo todos, digo TODOS, arrimaron el hombro y muchos se dejaron la piel cuando vinieron moros, ingleses y franceses a dar por el culo. Si todos lucharon hombro con hombro para rechazar a los invasores, ¿por qué ahora se sienten invadidos por sus antiguos compañeros de batalla?
Los nacionalistas siempre han ido de víctimas, los pobres, lo que les ha salido muy rentable a la hora de pactar con los partidos políticos nacionales y sacar tajada. El problema viene cuando ese dinero se ha invertido sólo en promover el sentimiento nacionalista en vez de emplearlo en lo que realmente necesita la gente. Veamos por ejemplo lo que pasó en Cataluña: durante casi veinte años Jordi Pujol ha estado pactando con el PP y el PSOE para formar gobiernos españoles, ¡cuánto dinero habrá sacado de las arcas del Estado! ¿Y qué es lo ha hecho con él?, ¿dónde lo invirtió? porque si no, por qué tanto desastre ahora con los trenes, las carreteras, la electricidad, el aeropuerto… Si durante veinte años ha estado llevando dinero a Cataluña a espuertas, ¿en qué lo invirtieron? Pues está claro, en promover el espíritu catalán en las escuelas, en al TV3 etc. Ahora por ejemplo ya me gustaría a mí saber cuánto dinero habrán gastado en que la Feria del Libro de Frankfurt se dedique a Cataluña.
Yo estoy convencido de que si les dan la independencia se cagan encima y la rechazan porque se les acaba el chollo. Con la de gente que hay comiendo de la sopa boba del nacionalismo de tres al cuarto. Los pobres se quedarían desamparados y sin empleo y no les quedaría más que ponerse a trabajar de verdad, con lo que eso cansa. No, mejor dejarlo como está.
Aquí en Valencia tenemos un nacionalismo que es como cagar para adentro. Estos del PP que mandan (quién lo diría) se llenan la boca con lo de que los valencianos somos los mejores y pronto vamos a ser el espejo donde se van a mirar los españoles y todos los habitantes del mundo mundial, que aquí se vive de putamadre, y que tenemos de todo y que somos los más empeñados de España y que tenemos toda una vida para empeñarnos más y a ver quién cojones pagará todo este despilfarro valenciano en España. En fin, nacionalismo de chichinado y paella con chorizo.
Los nacionalistas se quejan de que no se les reconoce su país, ni se les deja ser nación. El país viene determinado por una delimitación geográfica y la nación por un conjunto de personas que viven en un país con una lengua y una cultura propias. Partiendo de esta base, puedo reivindicar la nacionalidad de mi pueblo porque tiene una delimitación geográfica propia determinada por el término municipal y además hablamos una lengua propia, o mejor dos, y tenemos una idiosincrasia y unas costumbres definidas y propias. Esto lo puedo extender a la comarca, o a la provincia o a la comunidad autónoma o al estado, o a Hispanoamérica o a todo el universo.
¿Pero quién prohíbe la nacionalidad a nadie que la sienta? ¿El Estado (tercer término en discordia y que hace referencia al aspecto político de la nación)? Y ¿por qué uno no se puede sentir binacional, o plurinacional?
Y en cuanto al derecho de autodeterminación, por mí que se autodetermine quien quiera y todo lo que quiera. Pero luego qué.