16/4/07

EL TREN RUSO

El escritor ruso Yuri Bórev comparó la historia de la URSS con un tren en marcha: “El tren se dirige hacia un futuro luminoso. Lo conduce Lenin. De pronto hay que parar, se han acabado las vías. Lenin arenga a los proletarios y les pide que trabajen también los sábados; se colocan las vías y el tren puede continuar viaje. Después se pone a conducirlo Stalin. Y también se acaban las vías. Stalin manda fusilar a la mitad de los revisores y de los pasajeros, y obliga a los demás, mujeres y ancianos incluidos, a colocar vías nuevas. El tren se pone en marcha. Jruschov sustituye a Stalin en la conducción , y cuando se acaban las vías ordena desmontar las que el tren ha dejado atrás y colocarlas delante de la locomotora. Jruschov es sustituido por Brézhnev. Cuando vuelven a acabarse las vías, Brézhnev dispone que se corran las cortinas de las ventanillas y que se balanceen los vagones de tal manera que los pasajeros crean que el tren continúa en marcha” (Y.Bórev, Staliniada.). Andrópov y Chernenko apenas pueden conducir el tren unos pocos kilómetros sin ninguna novedad. Hasta que toma la locomotora Mijail Gorbachov y consigue ponerla a más de 500 km/h de tal forma que el tren cruza toda Europa derrumbando todos los muros que separaban las vías soviéticas de las europeas. En los laterales del tren llevaba pintadas dos palabras: GLÁSNOST Y PERESTROIKA. El tren se pasa de frenada y casi descarrila, entonces se pone como conductor de la locomotora Boris Yelstin, que lleno de vodka hasta los ojos, lleva el tren hasta el borde del abismo donde de nuevo se acaba la vía. En este momento se pone en la locomotora Vladimir Putin, que toca el pito del tren y medio mundo corre a construirle un puente, una estación y todas las vías que sean necesarias hacia el sur y el oeste para llevar el gas y el petróleo rusos.

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