Toda afirmación hecha sin pruebas, puede ser rebatida por una negación sin pruebas. (Euclides de Alejandría)
16/4/07
PODEROSO CABALLERO ES DON TINTORRO
Menuda la que se ha armado con el proyecto de ley sobre el consumo de alcohol por parte de los menores propuesto por la ínclita ministra de sanidad la Sra. Salgado. Se proponían una serie de medidas para impedir el acceso de los menores a cualquier tipo de bebida alcohólica, incluido, como no, el VINO, que aunque parezca que no, también tiene a-l-c-o-h-o-l. Pero claro, el vino forma parte de nuestra gastronomía y de nuestra cultura, lo que se traduce en que es intocable. El vino no debe faltar nunca en una buena mesa, como los plátanos: “Todos los días un plátano, por lo menos” como decía aquel famoso eslogan de hace unos años. Estos días me he hartado de oír a los tertulianos de radio decir que la ministra se había pasado de lista, que se había pasado de frenada, que no había medido bien sus fuerzas y que debía dimitir… incluso en aquellas emisoras que son, digamos, amigas del gobierno. Todo el mundo la ha atacado despiadadamente. Ahora eso sí, todos sostienen que la ministra tiene razón en intentar atajar un problema tan grave como es el del alcoholismo entre nuestros adolescentes ¿Pero acaso el vino no tiene alcohol? ¿Si uno se pasa bebiendo vino, como si se pasa bebiendo cerveza o ginebra, no coge una cogorza de aquí te espero? ¿Entonces? Si llueve sobre la tierra se hace barro: hay barro, entonces es que ha llovido. Pero de qué coño estamos hablando. Lo que la Sra. Ministra no sabía es que en este país hay un poderosísimo lobby del vino. Por un lado bodegueros que tienen más dinero que pesan, y que están haciendo unas bodegas de vanguardia gastándose estúpidamente el dinero que sacan de un vino sobrevalorado; y por otro viticultores latifundistas que han visto que se les puede acabar el chollo que tienen montado con las subvenciones y el mangoneo. Esta gente está invirtiendo ingentes cantidades de dinero en publicidad del vino hasta el punto de que se ha convertido en el producto estrella de nuestra gastronomía, ni la paella llega ya a tanto. Ahora todo el mundo habla de vino en la mesa, todo el mundo entiende de añadas, de clases de uva, de bodegas, de marcas… (no hay cosa que me aburra más, que en una mesa con amigos se pongan a hablar de vino, que si este es mejor o lo es el otro. Yo pruebo un vino, si me gusta me importa un huevo que sea reserva o crianza, de Rioja o de Ribera, me gusta y punto) En la televisión te ponen programas de cocina donde te dicen qué vino debe acompañar esa comida… Y nosotros en casa comemos y bebemos vino delante de los niños. Y ellos ven que bebemos como lo más natural. ¿Cómo cojones no van a consumir en cuanto puedan si lo están viendo todos los días en su casa? Nuestra es gran parte de la culpa. Educación es lo que hace falta. Y una ministra con una par de huevos.
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