16/4/07

IMPUESTO DE CONCIENCIA

Se acercan las navidades, esa época en la que todos nos sentimos más buenos, se nos enternece el corazón, pasamos más días con la familia, nos olvidamos de la hipoteca y del préstamo del coche y compramos a troche y moche… En esta época las ONG, como saben que tenemos el corazón más sensible, aprovechan (y bien que hacen) para hacer su publicidad y así conseguir más recursos para sus proyectos en los países más pobres.

Y nosotros ¿qué hacemos? Pues colaborar, claro, faltaba más. Pagamos nuestro impuesto de conciencia que nos da derecho a dormir tranquilos todas las noches del resto del año, porque claro, ya hemos hecho nuestra pequeña aportación para que los niños pobres puedan comer y algunos, incluso puedan ir a la escuela; para que tengan medicinas y no se mueran tan pequeños sino que duren unos poquitos años más.

Con este impuesto autoimpuesto de conciencia, consideramos que ya hemos hecho lo suficiente por los más débiles y ya nos podemos enfrascar en el consumo (la mayoría de las veces de cosas inútiles) propio de estas fechas hasta que la tarjeta saque chispas.

¡Y lo bien que nos sentimos cuando pagamos nuestro impuesto! Casi se nos saltan las lágrimas de emoción por lo buenos que somos. Ala, ya tenemos bula hasta el año que viene, hasta que nos lo vuelvan a recordar por navidad, y mientras a vivir (lo mejor posible, nosotros que podemos, aunque sea a costa de los demás) que la vida son cuatro días (para muchos sólo unas pocas horas).

Porque somos conscientes de que esto pasa, pero nos importa un huevo. Nosotros necesitamos tener, tener y tener cuantas más cosas mejor. Sería absurdo renunciar a parte de lo que podemos tener pensando en que hay otros (muchos más) que no tienen nada o casi nada. No es culpa nuestra. ¿Seguro?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por supuesto que es culpa nuestra, y eso de que nada podemos hacer se puede poner en entredicho, pues incluso a diario podemos aportar pasos para el cambio. Lo que esta claro es que tendrían que ser todos los consumidores los que se unieran y dejaran de dejarse manipular, demostrando que no son sencillar máquinas de consumir que responden a los estímulos de Paulov, sea la publicidad, sea lo que sea.
Enhorabuena por tu espacio, me he leido varias entradas y veo que tenemos varios puntos de vista en común, y otros no tanto lo cual es siempre enriquecedor. Saludos!