Entonces me dirigí hacia el coche que tenía aparcado cerca. Al sentarme en su interior noté una sensación extraña en la boca, la luz plateada de la luna llena se reflejaba en mi cara cuando me miré en el espejo del vehículo. Al abrir la boca vi complacido como me habían crecido de una forma desmesurada los dientes caninos.
3 comentarios:
Vaya, me gustan estas historias..La seguiré.
Muchas gracias por tus palabras en mi blog,seguiré visitándote.
Un saludo.Mar
Final vampírico surgido días después?
Un epílogo tardío?
Lo interesante es que el parrafo lo convierte en otra historia...
Muy bueno.
¿No hay tercera parte de esto? Ya sabes que me chiflan esta clase de historias. ^_^
Besotesssssssssssss
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